Yaritza Cotto Aponte es una de nuestras estudiantes de Puerto Rico, en su pueblo natal Patillas, los servicios de salud son escasos y los recursos destinados a salud mental, terapia ocupacional y otras áreas más especializadas de la medicina, son casi nulos. “Yo quisiera crear una propuesta donde pudiéramos entregar a las personas menos favorecidas servicios como terapia del habla, terapia física, psicología… hacer la salud accesible para las personas de acá del campo, que no tengan que viajar tan lejos para recibir atención médica”.
La vida de nuestra estudiante es ayudar a las personas que requieren servicios de salud. Sus días antes del Coronavirus transcurrían en las afueras de la ciudad, en las comunidades a las que visitaba, y en las que brindaba ayuda y guía a los campesinos, quienes por diferentes razones, no podían ir a los hospitales a buscar la atención médica que necesitaban.
El valor de la educación
De acuerdo con esta puertorriqueña, estudiante de nuestra Doble Maestría en Gerencia de la Salud y Administración de Empresas, “todas las cosas que estamos viendo en la Maestría nos ayudan a comprender el sector administrativo de la salud y las decisiones que se están tomando. Nadie estaba preparado para esta pandemia. El pueblo está lastimado económica, emocional y físicamente. Las clases de la maestría me han ayudado a comprender cuáles son las decisiones que se deben tomar y qué es lo que hay que hacer… Me emociona y me enorgullece tomar la decisión de seguir estudiando para poder ayudar a los demás y asistirlos en caso de que algo más grave suceda”.
Yaritza asegura que a pesar de que el panorama podría ser considerado desconcertante, ella tiene hoy más que claras sus certezas. “Mientras más información tenemos mejores decisiones podemos tomar y así podemos también educar a nuestra comunidad y a nuestros familiares. La educación es la base de todo, debemos seguir aprendiendo y preparándonos para lo que venga”.
“Yo le agradezco muchísimo a la universidad porque a pesar de esta situación nunca se han ausentado, siempre han estado presentes, llamando, preguntando cómo sigue todo, los profesores súper empáticos frente a la situación y especialmente con los que estamos en el sector de la salud. Los profesores han entendiendo que ahora tenemos más trabajo, más estrés, más carga laboral, más tensión y nos ayudado mucho”.
Los estudiantes como Yaritza son los que nos llenan de orgullo y nos motivan para seguir mejorando cada día. Esta mujer ha convertido una situación histórica del mundo en un motivo más para seguir luchando por sus sueños, en una oportunidad para seguir creciendo y ayudando a quienes más lo necesitan. Gracias Yaritza, por enriquecer con tu vocación el invaluable ejercicio del aprendizaje.