El entorno de la atención de la salud es complejo y dinámico, experimenta problemas y situaciones únicas, especialmente en época de crisis.
Entre los problemas que enfrenta el sector no solo figuran las obvias situaciones de emergencia y atención al paciente, agudizadas este año por la pandemia, sino que además se presentan retos mayores relacionados con la ética, la transparencia, las rendiciones de cuentas, la influencia de grupos políticos y sociales que tienen intereses en el sector y la constante escasez de profesionales de la salud debido al efecto de envejecimiento de la fuerza de trabajo. Podríamos decir que estamos navegando en un problema sanitario de escala mundial.
Los nuevos desafíos
Un reto añadido por el surgimiento del Covid, para los líderes del sector, es la necesidad de gestionar adecuadamente la prestación de servicios oportunos y efectivos, la administración de la fuerza de trabajo de clínicas y hospitales, la disponibilidad de espacios y equipos adecuados para brindar atención rápida y oportuna y la reacción que puedan tener los prestadores de servicios médicos frente a una eventual crisis -como la actual-. Hoy es el momento de la historia del mundo cuando más confluyen fuerzas de poder, política y atención mediática en este sector de primera necesidad.
El rol del líder en la Salud
En el ámbito internacional de la salud, se reconoce que el liderazgo es fundamental para garantizar el alto rendimiento de los sistemas y para asegurar el bienestar de la población.
Uno de los descubrimientos importantes, en materia de liderazgo, es la necesidad de que este rasgo se presente en muchos niveles y funciones en una organización. Las tareas correspondientes a los diferentes procesos, deberían ser asumidas por los actores involucrados, con un alto nivel de compromiso que garantice la efectiva ejecución de cada etapa, desde el momento del inicio hasta la conclusión.
Esto se debe a que el éxito de las políticas y procesos, de empresas pertenecientes a todos los sectores e industrias, depende en última instancia de los dirigentes de todos los niveles quienes son los responsables de ejecutar las medidas, implementar los cambios y mantener óptimas las funciones del sistema.
En ese orden de ideas, la necesidad de contar con una fuerza de trabajo competente en materia de gestión y liderazgo no es negociable. Las clínicas y hospitales de todo el mundo requieren agentes de cambio competentes.
El líder debe de ser capaz de identificar las prioridades, establecer una visión y movilizar los planes y recursos necesarios, factores que serán indispensables en el eventual caso de una nueva crisis de escala mundial. El panorama actual se ha convertido en una ventana hacia el futuro, en materia de lo que debe ser el nuevo esquema laboral. Anticipación y diseño de protocolos de crisis, en los que se establecen los niveles de acción y responsabilidad de todos los integrantes de una organización, serán lo que determine la capacidad de los equipos para atender y enfrentar situaciones de pequeña y gran escala, obteniendo los mejores resultados.
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