Los retos de la educación virtual

Los retos de la educación virtual

La crisis global ocasionada por la pandemia del covid-19 dejó en evidencia la exigua preparación que había en diversos sectores de la sociedad: salud, político, económico y educativo. Este último tuvo que acelerar un proceso de transformación que aún se encontraba en curso, la educación virtual.

Con el propósito de continuar con los procesos académicos, docentes y estudiantes tuvieron que adaptarse a nuevas herramientas, nuevos horarios y nuevas dinámicas a las que, en su mayoría, habían acudido de manera esporádica.

Como lo señala Adriana Contreras, licenciada en educación de la Universidad de Chile, hubo una necesidad de resignificar el espacio de aprendizaje: “Educar en línea, en estos momentos, significa seguir estando con los estudiantes, entendiendo que aprender es una tarea permanente del sujeto. La modalidad es solo un medio para lograrlo”.

Por lo tanto, la virtualidad representó un desafío importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje para las partes involucradas. No obstante, también quedó clara la necesidad de incluir los recursos virtuales dentro de los objetivos educativos en las instituciones, con el fin de enriquecer sus metas académicas.

Es así como surge la necesidad de replantear condiciones y finalidades para una realidad educativa que trasciende las clases tradicionales dentro de un aula física:

  • Capacitación: El docente debe ser el primer actor consciente de la cualidad disruptiva que caracteriza la educación virtual. Ante el inopinado cambio al que tuvo que adaptarse; su rol de profesor convencional pasó a ser el de un tutor que acompaña al estudiante en su proceso de construcción de conocimiento. Esta nueva visión de sí mismo va aunada al descubrimiento de herramientas y métodos digitales que complementan su labor.
  • Planificación: El docente, que ahora goza de una gran variedad de recursos, debe repensar los contenidos de su asignatura. Para ello es importante establecer con claridad los objetivos que pretende alcanzar con cada uno de ellos. A partir de dicho trabajo, la planificación de las clases será un componente importante para el éxito de las mismas. Por medio de plataformas educativas como Moodle, Edmodo, Schoology, entre otras, los docentes pueden distribuir sus actividades en lecturas, presentaciones, tareas, foros, talleres, etc.
  • Innovación: Con la modalidad virtual y el acceso a múltiples herramientas TIC, el docente tiene ahora más libertad para introducir cambios pedagógicos en los que antes podían verse más limitados. A través de videos, pódcasts y juegos, el estudiante interactuará con medios y lenguajes que ya conoce de antemano y, por ende, tendrá un mayor grado de atención e interés.
  • Diversión: Adriana Contreras recuerda que “una clase en línea efectiva es una actividad dinámica, que supera las limitaciones temporal y espacial del horario, y el salón de clases”. El mayor reto del docente, independientemente de la modalidad, siempre ha sido lograr un interés por parte del estudiante hacia los contenidos de su asignatura. Dicha motivación debe ser el eje en la creación de estrategias pedagógicas que le permitan al alumno alcanzar los objetivos académicos mediante retos didácticos.