Covid-19: una lección de por vida
El mundo recibió el 2020 con un suceso inesperado para el que ningún país estaba realmente preparado. A pesar de la proliferación de noticias que surgían desde China, a través de los medios y las redes sociales, la rápida e inminente expansión del covid-19 dejó en evidencia las exiguas políticas de salud pública global, mientras la ciudadanía acataba órdenes gubernamentales para enfrentarse a lo desconocido.
En el inicio, las predicciones del historiador estadounidense de medicina, Charles E. Rosenberg, acerca de la respuesta social ante una epidemia, se materializaban, tal como lo explicó con la aparición del sida en la década de los ochenta: lentitud para aceptar y reconocer su existencia. Incluso, la posterior tendencia de las comunidades de creer que todo lo que sucedía alrededor era solo producto de una preocupación exagerada o, en algunos casos, de la imaginación.
Fue solo cuando las cifras de contagios y muertes, no solo crecían, sino que cada vez afectaban a zonas más cercanas, que las sociedades vieron la pandemia como una situación real y, por lo tanto, podía afectarlas directamente. En un principio, en países como Italia, España y Francia. Posteriormente, Estados Unidos, México y Sudamérica.
A medida que surgía nueva información acerca del comportamiento del virus, también se creaban planes que buscaban mitigar los efectos devastadores del mismo. Es así como, poco a poco, han quedado lecciones que los gobiernos mundiales y la humanidad en general no pueden soslayar en futuras emergencias, así no sean de la magnitud de la que se vive actualmente:
- Se convierte en algo imperativo, más que siempre, establecer la salud como un derecho humano fundamental.
- Deben establecerse, de manera permanente, políticas de limpieza y desinfección en lugares de trabajo, estudio y comerciales, así como de equipos con los que se tenga contacto diariamente.
- La gestión del conocimiento seguirá cumpliendo un rol preponderante para fortalecer la prevención en futuras situaciones de salud. Carmen Natal, en su artículo Algunas lecciones aprendidas (o no tanto) de la covid-19, resalta la utilidad de las guías de tratamiento covid-19 desarrolladas por NHI (National Institutes of Health), en las que se exponen recomendaciones basadas en evidencias científicas, alejadas de toda especulación y desinformación en la era de las noticias falsas.
- Urgen inversiones importantes en recursos hospitalarios en la mayoría de países del mundo, de acuerdo con las necesidades de cada paciente. Con un sistema sanitario más robusto se podrán atender, de manera más pronta y precisa, posibles crisis de salud en un futuro. Quedó clara la inviabilidad de depender totalmente de unos cuantos Estados.
- Capacitación y acceso a tecnologías digitales para los trabajadores de la salud. Desde teléfonos inteligentes hasta plataformas virtuales que les permitan hacer seguimientos, protocolos, automatización de horarios, entre otros procesos que contribuyan con el control de amenazas sanitarias como la actual.
- La responsabilidad en la información que se comunica al público debe ser una política innegociable de todos los gobiernos. De ello dependerá una mayor conciencia y organización frente a situaciones similares.