COVID-19 es parte de una familia de virus que causa desde enfermedades comunes como el resfriado hasta otras más graves como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo, conocido como SARS y el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS).
Los coronavirus suelen tener un pico en su estructura que se llama proteína S. Y es por eso que reciben el nombre de corona. Además, esta proteína es la que permite que se adhiera a las células humanas. Por ello una vacuna que se dirige a esta proteína S en particular, será la que pueda evitar que se una el virus y las células humanas.
Dicho esto, también podemos añadir que las vacunas suelen tardar unos años en desarrollarse y pasar por todas las pruebas necesarias. Pero con la enorme alarma de la pandemia COVID-19, estamos cortos de tiempo.
Sin embargo, podríamos tener una ventaja: las experiencias previas con el SARS y el MERS que pueden ser el camino hacia una solución.
Pero, ¿dónde estamos en realidad en la investigación de la vacuna contra COVID-19?
En primer lugar, incluso si hay una demanda increíblemente alta de una vacuna contra COVID-19, no hay un camino fácil hacia ella. Al día de hoy, hay alrededor de 120 proyectos en todo el mundo, pero sólo cinco están aprobados para hacer pruebas con humanos.
EStos son los más relevantes.
La Universidad de Queensland, Australia: Los estudiantes y profesores no tienen vacaciones ni hacen sólo reuniones de Zoom. Están trabajando sin parar. Empezaron las pruebas preclínicas en abril y están intentando crear una vacuna cultivando proteínas virales en cultivos celulares. Ha habido algunos hallazgos positivos, pero nada decisivo todavía.
Universidad de Oxford, Reino Unido: La renombrada universidad británica comenzó las pruebas clínicas en abril con 500 participantes. Los funcionarios de Oxford declararon que esta vacuna tiene un 80 por ciento de éxito y tiene posibilidades de estar lista para el mes de septiembre. Estos ensayos están usando un virus modificado para activar el sistema inmunológico.
Moderna: La vacuna de esta compañía fue una de las primeras en iniciar un ensayo clínico, ya que comenzó en Seattle, WA, en marzo pasado. Están probando una vacuna de ARN mensajero (ARNm) en su estudio que reúne a 45 voluntarios sanos, entre 18 y 55 años, que están recibiendo dos inyecciones con 28 días de diferencia. Esta compañía había trabajado anteriormente en otras vacunas de ARNm, lo que es una experiencia fantástica para este caso. Los estudios anteriores mostraron que su plataforma es fiable y segura, por lo que están obteniendo algunos privilegios como la posibilidad de pasar por alto algunas fases de las pruebas con animales, y actualmente recibieron el permiso de la FDA para entrar en la fase II de los estudios de la vacuna.
Inovio: Esta compañía, en particular, comenzó mucho antes que las otras en la lista. Inovio ya tenía en marcha un proyecto de una vacuna de ADN para el MERS cuando la pandemia de COVID comenzó a mostrarse en Wuhan en diciembre pasado. Esto le permitió empezar a trabajar duro y rápidamente para una vacuna contra el COVID-19.