Si bien el talento natural es un componente importante en la definición personal del ser humano, también es cierto que este, muchas veces, es preponderado a tal punto que, socialmente, desdeña los conocimientos y habilidades adquiridos a través de la disciplina. Es así como las capacidades natas representan un exiguo porcentaje versus aquellas que son producto de un aprendizaje constante.
El pensamiento estratégico, como lo define Olga Román Muñoz, docente e investigadora de la Universidad de San Buenaventura (Colombia), “proporciona la mejor solución posible a partir de una combinación realista de análisis racional y de integración imaginativa”, hace parte de las destrezas que pueden apropiarse desde el talento adquirido.
De esta forma se reafirma la premisa de que el estratega se hace, mas no nace. Al igual que un líder, una persona determinada a despertar o reforzar su cualidad estratégica está en la capacidad de lograrlo por medio de la formación académica, el entrenamiento y la experiencia. Incluso, alguien consciente de ello tiene un mayor margen de crecimiento profesional, pues siempre estará ávido de adquirir nuevas habilidades continuamente.
¿Qué conocimientos y aptitudes debe tener un estratega?
La estrategia consiste en encontrar el mejor camino para alcanzar un objetivo. En los negocios, como en la vida, hay múltiples opciones que plantearán escenarios distintos según las decisiones que se tomen.
La capacidad analítica es un aspecto fundamental del pensamiento estratégico, y se erige gracias a una actitud de escucha y de recepción de visiones externas sobre un mismo punto. Un buen estratega compara, sabe leer la información y prevé posibles resultados.
En palabras de Olga Román, “el pensamiento estratégico exige romper el limitado campo visual que se maneja ordinariamente para adentrarse en el uso diario de la imaginación, la creatividad y la intuición, pero también para entrenarse en los procesos lógicos de pensamiento”.
Una gran mayoría podría coincidir en que la curiosidad es el común denominador de los grandes científicos, filósofos y empresarios de la historia. El cuestionarse el porqué de las cosas bien pudo ser el punto de partida para interesarse por la investigación y hallar respuestas. Asimismo, la creación de estrategias requiere de un trabajo investigativo con el propósito de tomar decisiones inteligentes, lejos de impulsos y apasionamientos.
Michael E. Porter definió la estrategia como la creación de una posición única y valiosa en el mercado. La materialización de dicho concepto es imposible de lograr sin un alto poder de observación. Un estratega observa todo a su alrededor, especialmente, a la competencia. Si no la conoce, nunca sabrá cómo diferenciarse.
Finalmente, de poco sirven las buenas ideas si no se sabe cómo transmitirlas. La comunicación es una habilidad que caracteriza a las personas con alto sentido de liderazgo. Por lo tanto, un verdadero estratega procura un aprendizaje continuo en este campo con el fin de fortalecer la confianza, las relaciones y el desempeño de su equipo de trabajo.